Este grafiti grabado a mano, en latín, se encuentra en el muro oriental de la humilde iglesia de San Roque y es testimonio de las travesuras infantiles que han perdurado desde 1597 hasta nuestros días. Y hoy en día, en la calle Od Domina, la calle más ancha de la ciudad tras Stradun, se encontrarán con niños que juegan con la pelota. Un desconocido, enfadado con los juegos infantiles, grabó en el muro de la pared esa advertencia sobre la fugacidad de la vida y la inevitable muerte. En esas palabras deben pensar, al menos una vez, los vecinos de la actualidad cuando los balonazos contra la pared molestan el descanso y paz de las tardes.