Que el tiempo otoñal de hojas muertas y naturaleza dormida no les desanime.
Aunque los antiguos habitantes evitaban tomar decisiones importantes cuando soplaba el viento del sur, ustedes holgazaneen y disfruten en esos días: ¿es posible imaginar una escena mejor que la de nadar en una piscina climatizada mientras fuera sopla el viento, las olas llenas de espuma rompen en la costa y el cielo está cubierto de pesadas nubes?
Afortunadamente los días de lluvia en Dubrovnik son escasos y por lo general las nubes vacían su carga para acto seguido dejar paso a un cielo azul. Paseen tras la lluvia por la empedrada Stradun. Disfruten del brillo de la piedra, el rojo de los tejados, tomen un té caliente y compren un libro sobre la historia de esta encantadora ciudad.
Descubran qué preparados cosméticos se usaban en el s. XIV, fotografíense en Peskarija con un enfurecido mar de fondo. Con el viento agitándoles el pelo y el brillo en los ojos, prueben las crepes con mermelada de naranja picante de Dubrovnik, regálense joyas antiguas de Dubrovnik y visiten el teatro local, de otoñales colores rojos y dorados…
El otoño en Dubrovnik recibe a menudo Bablje ljeto porque finales de septiembre, octubre e incluso noviembre son ideales para las vacaciones. El mar azul aún es cálido, las temperaturas agradables y tumbarse en la playa, bajo el sol, es un placer. Se convertirán en los dueños de esas limpias playas soleadas, relájense mientras el suave sol les acaricia sin dar crédito a que el final de otoño pueda ser tan agradable.