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Miho Pracat

¿Qué ocurrió para que el Senado decidiese, en 1638, en el atrio de los gobernantes de Ragusa…
Miho Pracat

...entre las columnas del ala oriental, que el busto de un plebeyo encontrase su lugar? El único al que la República en su milenaria existencia le erigiese un monumento.
Miho Pracat era un rico navegante de la isla de Lopud que donó su riqueza a la República. Era un rico armador, hábil comerciante cuyo camino hacia el éxito, según cuenta la leyenda, se lo enseñó una persistente lagartija. Tras observar como había intentado sin éxito dos veces subir por la pared enfrente de la que estaba sentado, y conseguir -a la tercera- sin problema subir, conoció la fuerza de la constancia. Él mismo decidió comenzar de la nada, tras varios intentos comerciales fallidos en los que sus barcos y la carga acabaron en el fondo del mar.
De uno de sus viajes hay constancia de que evadió un cerco pirata y trajo al pueblo de Carlos V una nave llena de grano. El Rey lo recibió en audiencia mientras se afeitaba por la mañana. Mediante aduladoras palabras y astutas miradas, le ofreció a Pracat honores y oro. El hábil isleño contestó con la misma medida: rechazó todos los regalos y le solicitó al rey el paño que todavía hoy se encuentra en el museo en su isla de nacimiento.
 

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Knez1